miércoles, 1 de abril de 2009

Trabajadores de la educación vs Alumnado

Mariano Grondona no es mis periodístas políticos preferidos, por momento me parece que su diestra tiene demasiada tinta y se le va la mano. Sin embargo, en esta oportunidad coincido plenamente con este artículo que escribió para el diario La Nación.
A pesar de que no se habla demasiado del asunto, veo que el autor toca un tema vital para la búsqueda de una solución definitiva del problema. El día que el gobierno nacional tome en serio el problema de la educación, se va a dar cuenta que delegar toda la educación a cada una de las provincias es jugar con fuego. Si se mira el mapa político, se podrá ver que las provincias que menos problemas tienen son las oficialistas, y la primera conclusión obvia es que a las demás no les da el presupuesto como para sentarse a repartir la torta con los sectores en conflicto. Es que hace rato que no queda torta sobre la mesa.
La segunda conclusión obvia es que el conflicto docente lleva más de 15 años en boga, y desde Buenos Aires saben que delegar temas espinosos es la mejor forma de patear la pelota para arriba y desligarse del problema.

Mientras se prolongaba el conflicto docente, se me ocurrió una idea: ya que sabían que habría conflicto y que éste sólo se resolvería después de arduas negociaciones, ¿por qué los gobiernos y los sindicatos involucrados no adelantaron sus contactos al mes de febrero, para evitar la grave postergación del año lectivo que estalló en marzo? De esta manera habrían evitado el daño que sufrieron millones de alumnos, muchos de los cuales ya no completarán los anunciados ciento ochenta días de clase.

¿Por qué no lo hicieron? La respuesta es tan fácil como inquietante: porque ni a los gobiernos ni a los sindicalistas les importan prioritariamente los alumnos. A los primeros les importaron antes que nada sus exiguos presupuestos, que quisieron salvar hasta el último momento. A los segundos les importó antes que nada ganar la pulseada con los gobiernos, a sabiendas de que éstos se mostrarían más sensibles a medida que se acercara la fecha de iniciación de las clases para evitar el costo político de la demora en este año electoral.

Lo que menos les ha importado a los que se sentaban a un lado y al otro de las mesa de negociaciones fue, en suma, que en 2009 los estudiantes no recibieran la educación que necesitan. Pero los destinatarios principales del sistema educativo, ¿no son acaso los educandos?

La inquietud por lo que está pasando se agrava cuando advertimos que este año no ha sido una excepción sino la reiteración de un conflicto que se repite puntualmente todos los meses de marzo desde hace décadas. Es evidente, entonces, que ni al Estado ni a los sindicatos los desvela la creciente degradación que está sufriendo la educación de nuestros jóvenes. Si Sarmiento se levantara de su tumba, ¿qué les diría? ¿Qué han dilapidado la herencia que él le dejó a la Argentina cuando la convirtió en el país pionero de América latina y en uno de los países más avanzados del mundo en materia de educación?

La culpa principal del Estado en este entuerto fue delegar en las provincias y en sus menguados recursos la formidable tarea de educar a las próximas generaciones, una tarea que nunca debió salir de la órbita nacional. La culpa principal de los maestros fue, por su parte, dejarse desplazar por los sindicalistas, a cuya iniciativa se debe que, en vez de seguir recibiendo el sagrado título de "maestros" , ahora se los llame "trabajadores de la educación".

Pero no se dieron cuenta de que ahora ganan poco precisamente porque ya la sociedad no los ve como los verdaderos formadores de nuestros hijos sino, simplemente, como un sector gremial que sólo lucha por sus salarios. Hay miles de "trabajadores de la educación", sin embargo, que aún honran su vocación de maestros. ¿No se rebelarán un día contra esta degradación?

--Mariano Grondona, para lanación.com


Fuente: La Nación

1 comentario:

  1. Suelo decir que la diferencia entre un trabajador y un profesional es que el segundo da fe (pro-fe) de una vocación, mientras que el primero es algo así como un oprtunista: "consiguió un trabajo, aprende a hacerlo y lo hace para ganarse honestamente el pan, pero sin tener una vocación. Los gremios de educadores han decidido no minarse a sí mismos como trabajadores de la educación. De hecho, hay provincias que tienen la mayoría o por lo menos una enorme proporción de "trabajadores", es decir no docentes formados sino títulos habilitantes o supletorios, o como se llamen. Conozco algún caso que ha entrado a una facultad (sin siquiera examen de ingreso), dan una materia y con eso, demostrando ser estudiantes, se los habilita para hacer docencia en un secundario; nunca más dieron examen en dicha facultad y hace años que ejercen como docentes.

    ResponderEliminar