domingo, 30 de noviembre de 2008

Las 40 formas de un robot

En la facultad me citaron un requerimiento de Stanislavsky para con sus alumnos de teatro. Estos debían decir de 40 formas diferentes "buenas noches". Mi profesora decía que junto a una colega intentaron cumplir con esa exigencia, llegando entre las dos a un poco más de una veintena.
La cuestión es que un pedazo de metal y una pedazo de metal, ambos robots, lo logran. En la película Wall-e de estudios Pixar. Los dos robots, personajes principales, solo dicen dos palabras: Eva (el nombre de ella) y Wall-e (el de él). Solo con esas dos palabras arman mil diálogos en situaciones diferentes. Supongo que después de ver la película Stanislavsky los invitaría a formar parte de su escuela de teatro. Al menos sus voces en la vida real deberían serlo. Una película bellisima.

Claro, hay que destacar que en el sentido más exacto de un esquema comunicacional, Wall-e, es todo gestualidad y solo tiene sus manos de tres dedos, dos orugas por pies y sus dos ojos. Eva, su enamorada, es netamente bauhausiana. Simpleza absoluta de diseño, sus manos multipropósito y sus ojos eléctricos arman un combo que forman un cuadro de absoluta expresividad. La comunicación orquesta en su máxima expresión.

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