sábado, 19 de julio de 2008

Liturgia gastada

"no es la política, como les gusta creer a los políticos, la que transforma la sociedad, sino la cultura. La política se desarrolla sobre una generación; la cultura, sobre varias. " (Fontevecchia)

Está bien la frase para explicar porque una crisis política no abre un espacio de cambio o permite el resurgimiento de un nuevo sistema de hacer política. En política y en ciencia es lo mismo. Cuando un paradigma ya no responde, no puede explicar el fenómeno, entra en crisis y resurge uno nuevo. Ya no caben los AH HOC.

Quizás hace 30 o 40 años el relato kirchnerista hubiera encontrado un consenso importante en vastos sectores sociales. Claro, años de cultura se acumularon desde entonces. Años de historia pasaron y argentina no es la misma que el Relato del poder pretende. Ya no es hegemonía el peronismo de los 60 o 70. Los Kirchner no están equivocados en su pensamiento, ellos se formaron en esos años y hoy son el poder. El problema es no haber cambiado y entendido que un país no tolera más algunas cosas que la historia demostró demasiado equivocadas.
Quizás si solo se analizara la cuestión económica podrían haber llegado a una victoria del "nuevo modelo ". Pero ese modelo explicado con términos vetustos no cuaja en la mente de una sociedad menos ideologizada que la de esos años o con otra formación histórica.

De todos modos es en el sustrato más profundo y evidente donde se debate la continuidad permanente del sistema kirchnerista. Se trata de otro capítulo más en la lucha por el poder del justicialismo. Y esa lucha intestina arrastra, como lo ha hecho desde 1945 hasta ahora, al resto de la sociedad. El justicialismo necesita caudillos y ellos miden su fuerza entre ellos. Ellos existen entre ellos, no fuera de ellos. Sobre todos está el que maneja la mayor cuota del poder. Fue Perón, fue Menem, Fue Duhalde (el que busca retornar) y quiere ser Kirchner. Pero el peronismo no tolera derrotas, estas calan más profundo que las traiciones. Desde que el senado rechazó la iniciativa oficial, Néstor Kirchner desapareción. No estuvo en el primer discurso luego de la derrota, de su esposa, ni estuvo ayer cuando arengó a los legisladores que votaron a favor del gobierno. La digestión de la derrota para un hombre que apostó todo y movió las estructuras a fuerza de caja, es más terrible que para su mujer que está comandando un sistema de poder basado en la institución y no en el carisma. De todos modos, si es un matrimonio es una unidad y ambas hablan por uno, y si Cristina Kirchner no habló de la derrota es porque no quiere admitir que se necesita un cambio. La historia es lapidaria y la inercia de la misma se los va a llevar puestos si no muestran reflejos de adecuacion. Nadie está a favor de la distribución inequitativa de la riqueza. Pero la pedantería y el látigo están reñidos con la democracia que en su sentido pretende consensos.


"Lo urgente es frenar la violencia creciente de los talibanes de un setentismo extemporáneo y caricaturesco.

Judas, sugirió Pichetto en el Senado. Judas, acusó D’Elía. Judas se llamó el operativo que asesinó de cinco balazos a Augusto Timoteo Vandor en 1969. Y en alguna pared de los alrededores del Congreso quedó grabada en aerosol rojo una amenaza criminal: “Cobos, saludos a Vandor”, reflejo de las consignas con que la JP (¿Jurásicos Peronistas?) anunciaba que al vice le iba a pasar lo mismo que al viejo lobo de la Unión Obrera Metalúrgica. Los Kirchner no pueden mirar para otro lado frente a semejante regresión. Incluso tienen la responsabilidad histórica de demostrar que hoy poseen la capacidad suficiente como para evitar el fracaso político de una generación que ya fracasó en su juventud maravillosa por ese nefasto militarismo que consideraba a la democracia como una mera formalidad liberal, partidocrática y burguesa.

Lo importante es resolver qué hacer con Néstor. " (Leuco)

1 comentario:

  1. Lo peor de esta "traición" fue el eco que hicieron los medios al respecto. Después del veto de la ley en senadores se ha leido en todos los diarios de el quiebre de la relación de nuestros representantes y de el rechazo de los "peronistas de corazón". Lo cierto es que, más allá de que el partido governante sea el PJ, poco queda de la doctrina peronista en el oficialismo. Últimamente se agita demasiado la bandera de los principios peronistas pero los máximos exponentes del partido siguen su propia corriente que a veces se aleja demasiado de los principios básicos.
    Hoy Cobos tiene la imagen política positiva más alta de la argentina y pareciera que al gobierno le falta viveza suficiente como para subirse al caballo del exitismo.

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