miércoles, 21 de enero de 2009

Fracaso escolar y políticas educativas

El fracaso escolar, que no es un problema del todo nuevo, se ha convertido en obsesión de los políticos. Es una bandera que se enarbola con facilidad pero pesa demasiado para mantenerla izada.
Desde hace más de una década la cabeza de turco es el nivel medio, se ha planteado una reforma educativa para empezar a mejorar y se han gastado muchas horas hombre para esbozar un proyecto que solucione los problemas. Parte del proyecto de reforma es conocido desde adentro por quien les escribe, y les puedo asegurar que nada ha cambiado para mejor.... todavía.
El concepto de fracaso se aplica también a la universidad y la herramienta favorita de los medios son las estedísticas, tal vez porque se venda más mostrando números. Lo cierto es que queda bien para un político subirse al tren de la solución, y no solo queda bien sino que además se pueden conseguir algunos votos más.
Es imposible negar que el fracaso no tiene un solo culpable, es totalmente inapropiado culpar solo a las instituciones cuando el alumno tiene gran parte de la responsabilidad. Desde el punto de vista del alumno, el fracaso escolar solo genera frustración e impotencia: no poseen el manejo adecuado de las herramientas que les permitan encarar los estudios universitarios como el principio de su profesión. Desde el punto de vista de las instituciones y sus políticas, parece ser que la única forma de encarar e intentar corregir el problema es bajar las exigencias para que parezca que el problema no existe más. La mejor forma de mejorar las estadísticas es mejorar la cantidad de aprobados: los alumnos contentos, los padres felices, los políticos exsultantes y los medios triunfalistas. En resumen, no hay mejor forma de solucionar un problema que taparlo. ¿A quien le importa que el egresado sea un inútil? ¿a quién le importa que no tenga los conocimientos mínimos de su profesión? ¿a quién le importa que el país se condene a la mediocridad por la ineptitud de sus profesionales?
Tal vez lo que más me indigna de toda la situación es que parece que a nadie le importa. César Barbeito, nuestro querido Minisitro de Educación, ha implementado para el año 2009 el "Período complementario de aprendizaje y promoción de alumnos". Básicamente, los alumnos concurrirán a completar sus aprendizajes diez días después de finalizadas las clases y diez días antes de comenzar el nuevo ciclo lectivo. Si en esos veinte días aprendieron lo que no habían aprendido durante el año serán promovidos, caso contrario deberán realizar evaluaciones complementarias. (....). Yo personalmente lo veo como un error más, como una forma de nivelar para abajo y de promover el fracaso a largo plazo. Un alumno de primaria que sabe que siempre hay una oportunidad más para zafar (si, zafar, no equivoqué la palabra) es un alumno que aprende a burlar el sistema desde muy pronta edad. Un alumno que sabe que puede hacer en 10 días lo que no hizo en un año es un alumno que se empieza a acostumbrar a estudiar en una semana lo que no ha podido (¿querido?) estudiar durante el año. Si trasladamos esa promiscuidad al nivel universitario, no es dificil darse cuenta de que los contenidos incorporados durante su estadía en la universidad serán pocos y fijados con pisapapeles.
Lamentablemente, y por más que algunos no quieran verlo, es necesario que algunos queden en el camino para que el país pueda progresar.
Es necesario ver a la universidad como un filtro de selección, donde solo los mejores, más esforzados, más capaces y competentes llegan hasta la meta. Si dejamos que el terror a las estadísticas y la influencia de los políticos de turno modiquen el rol del sistema educativo, entonces nos chocamos con una demagogia imperdonable. Y un choque nos puede hacer perder el rumbo con facilidad. ¿Que clase de igualdad es aquella que se logra a base de nivelar para abajo? ¿Qué clase de igualdad es aquella que se logra igualando al torpe con el capaz?
La justicia social en materia de educación se logra permitiendo que culminen en los estudios aquellos que se lo merecen. No importa la situación economica y social de los alumnos, la universidad pública y gratuita es una de las mejores cosas de este país. Los problemas de las universidades no deberían solucionarse mejorando las estadísticas, sino mejorando los alumnos que acceden a ella. Regalar los estudios es condenarnos al fracaso colectivo.
 
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http://3argumentos.blogspot.com/

4 comentarios:

  1. El otro nunca escribe?? solo Ignacio y Camilo?? deberia ser 2 argumentos nomas

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  2. Tiene rason ignasio yo jui a la eskuela pero nunka pude haprender ha escrivir vien

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  4. aihuda k nO mE Espe Ci FIVA don eD etan lOs Argum3nOS
    :)

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