Los analfabetos del mañana no serán los que no hayan aprendido a leer, sino los que no hayan aprendido a aprender.
– Herbert Gerjuoy, psicólogo
Al final se fueron. Un hermoso grupo de hermosas personas parte para seguir su camino. Seguirán caminando solos utilizando las herramientas que han incorporado a lo largo de 18 años. Con orgullo puedo decir que fui parte de grupo humano que intentó guiarlos a lo largo del recorrido y puedo decir con absoluta tranquilidad que he brindado lo mejor de mi y los valores más altos a los que puedo aspirar como persona.

Durante los años que los conocí he intentado transmitirles la pasión por el conocimiento y sobre todo, por el razonamiento. No es fácil intentar transmitir esto a un adolescente que solo pretende aprender un método; un método que sirve para algunos casos particulares y que no asegura de ninguna forma que los contenidos se han incorporado, más aún, casi asegura que el "conocimiento" no dure más allá de un mes. He intentado prepararlos para la vida que encontrán el año que viene y he intentado mostrarles que no hay una receta mágica para el éxito.
Como docente, siempre he amado las materias abstractas llenas de simbología, porque en ellas veo reflejado el razonamiento puro. Y presentar el razonamiento a una mente que está despertando es mágico; casi puedo sentir cómo se moldea el cerebro cuando uno presiona en determinados puntos. Sistemáticamente he intentado ensañar a razonar y he premiado los logros y avances; y he sido premiado con infinitos "ahhhhh!!!!!" que surgen cuando la lamparita se prende.
Así como soy puedo ver la chispa en los ojos de una mente que razona, también puedo sentir una mirada venenosa en la nuca. A los largo del período de aprendizaje he escuchado infinidad de veces preguntas parecidas a "¿porque me pedís que aprenda esto si yo voy a estudiar XXXX?"; algunas veces explico con paciencia que lo importante es aprender a pensar e incorporar formas de pensamiento, que poco me importa que dentro de 2 años recuerden el valor de verdad de una contingencia. La mayoría de las veces reconozco que es una pregunta retórica y que no esperan respuesta; es más, se que cualquier respuesta que pueda dar no va a lograr convencerlos de la injusticia que implica las exigencias impuestas.
Algunas veces y algunos años más tarde me encuentro con alguna sorpresa. Algunos ex-alumnos logran juzgar con una óptica diferente sus años de nivel medio y valoran un poco más las energías que se han invertido en ellos. No pretendo que todos y cada uno me recuerden como alguien que intentó educarlos más allá de los contenidos de una materia, pero es gratificante cuando es así; no lo hago para escuchar la "gracias", pero siempre ayudan para saber que el trabajo de uno es valorado por alguien.
Hoy, una vez más, duermo tranquilo sabiendo que puse lo mejor de mi y que invertí todas mis energías en formar personas. Ahora están listos para dar un paso más, el primero de los definitivos, el primero que dan por convicción personal y el primero del resto de su vida. No les deseo nada más que lo mejor y no menos que el mayor de los éxitos.
Shalú!